jueves, 30 de diciembre de 2010
La mayoría pensamos que sabemos lo que es la felicidad, puede que alguno de nosotros incluso piense haberla conocido. Y, ¿nadie se ha parado a pensar que posiblemente la felicidad sea algo tan extremo que ninguno de nosotros la ha encontrado jamás? Puede que sea algo tan superior que pensamos que con un poquito de ella ya somos totalmente felices.. Para encontrarla todo tiene que estar en armonía, ¿alguna vez te has encontrado sin ningún problema en tu vida? Supongo que serías el primero.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Todavía sueño con él, recuerdo sus caricias, el tacto de su piel, sus besos.. Es como si aún estuviera aquí, como si no se hubiera ido. Una parte de él sigue en mí. No sé si todavía no he aceptado su muerte o que no la voy a aceptar nunca, el día de su funeral no lloré; no lloré porque le seguía sintiendo aquí, como si unos brazos fuertes me abrazaran.
Recuerdo un día que al salir de la universidad vino a por mí y, sin que yo supiera nada, me llevó a un pequeño lago cristalino, rodeado de árboles y flores, donde cantaban los pájaros y revoloteaban las mariposas. Estuvimos paseando y charlando, nos sentamos en la hierba abrazados.
A partir de ese día vuelo continuamente.

- Sabes que yo siempre voy a estar contigo, pase lo que pase, ¿no? No me olvidarás, a pesar de todo, voy a estar siempre en tu recuerdo ¿verdad? -me dijo con un aire algo misterioso.
- Por supuesto que sí, no hacía falta preguntar, ¿por qué lo dices?
- Por nada, ya lo averiguarás, tranquila.
Sí, lo averigué. El día en que murió descubrí un pequeño sobre de color rosa encima de un libro. Ponía mi nombre y lo abrí. Saqué de él una carta suya que ponía:
'Si estás leyendo esto es porque ya has descubierto por qué te dije aquello en el lago... No quiero que estés triste, ni que te lamentes por mi muerte, esto no ha acabado, yo estoy aquí. Si quieres verme sólo has de volar.'
jueves, 23 de diciembre de 2010
Supongo que nadie piensa igual que nadie. Nadie es igual que nadie, ¿no? Yo tengo mis dudas, si todo el mundo hace lo mismo, se viste igual, habla igual y tiene los mismos temas de conversación, ¿no será que son todos iguales?
Pero, ¿y los que no lo son? Los que piensan diferente, hablan y actúan diferente. Ellos están obligados a ser otras personas, están obligados a decir que piensan de una manera cuando en realidad piensan de otra, ni más ni menos que por miedo. Por miedo a la decepción y a la soledad. Si algún día descubriéramos la realidad de las personas, puede que muchos cumplieran con el primer perfil, pero habría otros, no sé si muchos o pocos, que se habrían hecho pasar por otras personas por cobardía.
En algunos casos, se acaba descubriendo que no es así, que es diferente esa persona. Entonces todo vuelve al principio, tiene un ciclo de vida; pero, siempre se puede fingir, ¿no?
Pero, ¿y los que no lo son? Los que piensan diferente, hablan y actúan diferente. Ellos están obligados a ser otras personas, están obligados a decir que piensan de una manera cuando en realidad piensan de otra, ni más ni menos que por miedo. Por miedo a la decepción y a la soledad. Si algún día descubriéramos la realidad de las personas, puede que muchos cumplieran con el primer perfil, pero habría otros, no sé si muchos o pocos, que se habrían hecho pasar por otras personas por cobardía.
En algunos casos, se acaba descubriendo que no es así, que es diferente esa persona. Entonces todo vuelve al principio, tiene un ciclo de vida; pero, siempre se puede fingir, ¿no?

¿Por qué nos da miedo morir? Puede que no sea tan malo, puede que sea algo bueno. Si no sabemos lo que pasa cuando morimos, ¿por qué no queremos morir? No sabemos ser valientes, tenemos miedo a lo desconocido y preferimos andar sobre seguro. Perdimos la curiosidad y dudo que la recuperemos.
miércoles, 22 de diciembre de 2010

Se supone que los amigos existen, o eso dicen. A mí lo que me gustaría saber es dónde están, porque por mucho que busques dudo que encuentres. Puede que alguien los haya encontrado, pero si lo ha hecho los han guardado tan bien que ninguno de nosotros sabemos que los tienen. Dicen que los seres humanos somos los únicos animales que tropezamos dos veces con la misma piedra; si alguien nos falla volvemos a confiar una y otra vez, nos siguen haciendo daño, pero ahí seguimos, soportándo todo lo que venga. A donde quiero llegar es que, esas personas que son las que nos hacen daño, ¿son realmente tan malvados? Alomejor nos proporcionan algún tipo de beneficio, nos ayudan a hacernos más fuertes para poder soportar las heridas siguientes ¿no?
martes, 21 de diciembre de 2010
Nunca había pensado que llegaría hasta aquí, es más, ni si quiera pensaba seguir viva. A lo mejor estoy muerta, pero no tengo ganas de pensar.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Y decido hacerlo, lo hago, caigo. No me duele, no siento nada. Pienso en todo lo que me he perdido, y lo que dejé atrás; no me importa, hoy he decidido yo.
domingo, 19 de diciembre de 2010
¿Y si un día dejásemos volar nuestra imaginación y nos guiásemos por el instinto? Si fuéramos mas pasionales, si dejásemos actuar a nuestra parte salvaje, sin preocupaciones ni agobios. Si se nos ocurriese una idea y lo hiciéramos, sin pensar en las consecuencias. Si diéramos el todo por el nada, si cumpliéramos nuestros sueños, si no nos importara lo que la gente piensa, sin pensar lo que hacemos. Aún así no seríamos felices, no estaríamos contentos. Aún así querríamos más y más, seguiríamos enfadados con nosotros mismos pensando que hay otra persona mejor que nosotros, llenos de envidia, de ira, de rabia. Por eso la mayoría de las personas piensan que es mejor no rebelarse, mejor quedarse como está. Bueno, yo no soy así.
Sí, otra más de sus mentiras. Creo que ya soy inmune.. O alomejor ha dejado de importarme. Me dolía, me quemaba por dentro que me hiciera esto, pero.. ¿ya qué más da?
No me quiero vengar, ni quiero pensar más en él, que viva su vida igual que yo viviré la mía. Lo único que me da verdadera pena es que algo tan bonito como lo que tuvimos se acabase en tan poco tiempo. Ya no funcionan los 'vamos a darnos un tiempo' o 'necesito pensar'. Hoy es el final, ¿por qué? Porque él desperdició su oportunidad. No supo aprovechar su tiempo, no supo ser él. Acabó cambiando por completo, dejando de ser aquel chico tan inocente del que yo me había enamorado en un principio. Y como él cambió, decidí cambiar yo.
No me quiero vengar, ni quiero pensar más en él, que viva su vida igual que yo viviré la mía. Lo único que me da verdadera pena es que algo tan bonito como lo que tuvimos se acabase en tan poco tiempo. Ya no funcionan los 'vamos a darnos un tiempo' o 'necesito pensar'. Hoy es el final, ¿por qué? Porque él desperdició su oportunidad. No supo aprovechar su tiempo, no supo ser él. Acabó cambiando por completo, dejando de ser aquel chico tan inocente del que yo me había enamorado en un principio. Y como él cambió, decidí cambiar yo.
sábado, 18 de diciembre de 2010
Estaba deseando verle, tocarle, abrazarle y besarle. Llevábamos 5 meses sin vernos y no podía aguantar más. Iba en el avión impaciente, mordiéndome las uñas, mirando por la ventana, no sabía qué hacer. Imaginé una y otra vez nuestro reencuentro, todavía no tenía claro qué hacer cuando le viese; callarme, abrazarle o cojerle de la mano y echar a andar. Llegó el momento más deseado por mí, el avión aterrizó y tuvimos que salir de él. Llegué hasta donde estaban las maletas, las cojí y, un poco desilusionada, salí a la puerta principal. Iba a cojer un taxi cuando.. Ahí estaba, era él sin lugar a duda. Solté todo lo que tenía en las manos, corrí con los ojos húmedos hacia él y le abracé tan fuerte como nunca he abrazado a nadie, sentía mariposas en el estómago y no sabía qué decir, pero él me quitó ese problema diciendo:
- Bienvenida de nuevo, Elena -y me besó con una pasión que no conocía en él.
- Bienvenida de nuevo, Elena -y me besó con una pasión que no conocía en él.
Es impresionante cómo puede cambiar una persona en poco tiempo, y cómo ven los demás el cambio. Se pasa de una forma de comportarse a otra en cuestión de segundos. Hay veces que los cambios son buenos, a todos les parece bien, la persona está contenta consigo misma y no hay problemas realmente importantes. Pero, ¿y cuando el cambio no es bueno para los demás? ¿Y cuando los demás no aprueban el cambio que ha dado? Ahí surgen los problemas; antes o después, más grandes o más pequeños, da igual, el caso es que hay problemas. Y aunque es normal que cambiemos, porque si no cambiáramos no habría nada especial en la vida, ninguna razón por la que vivir, ¿cómo sabemos cuándo y cuánto hay que cambiar? ¿Y de qué manera cambiamos?
Todas las personas cambiamos de opinión, se nos olvidan cosas y luego las recordamos, cambiamos de vida, de ideas, de rumbo. Sin embargo, cuando nosotros estamos cambiando y los demás no, ahí es cuando ellos notan un verdadero cambio, y casi nunca es bueno.
Todas las personas cambiamos de opinión, se nos olvidan cosas y luego las recordamos, cambiamos de vida, de ideas, de rumbo. Sin embargo, cuando nosotros estamos cambiando y los demás no, ahí es cuando ellos notan un verdadero cambio, y casi nunca es bueno.

Hubo un tiempo en el que no nos preocupaba lo más mínimo lo que la gente pudiera pensar o decir de lo que hiciéramos. Decidimos huir, escapar de todo lo que nos rodeaba para encontraros al fin a nosotros mismos. Pensamos en no volver nunca, en quedarnos aquí y estar huyendo toda nuestra vida. Hubiera sido lo que realmente nos hubiese gustado, pero no podía ser así, debíamos afrontar nuestra realidad y volver. Volvimos a ver el caos de lo que antes nos rodeaba, no había cambiado nada allí, excepto nosotros. Ahora éramos otras personas, personas que se daban cuenta de lo que pasaba alrededor, de lo que estaba mal, de lo que otras personas no se daban cuenta. Veíamos por la calle gente corriendo, estresada porque llegaba tarde al trabajo seguramente. Madres con sus hijos intentando que no se fueran hacia la carretera. Coches, ruidos, voces. Aún no habíamos bajado de la nube en la que estábamos y, aunque veíamos todo eso alrededor nuestro, no nos importó, supimos aceptarlo.
Todos tenemos aparcado en alguna parte de nosotros un trocito de locura, en unos más grande que otros, pero, al fin y al cabo, locura. Unos lo demuestran y otros, más dicretos, prefieren guardárselo para sí mismos.
Pero, ¿y si todos diéramos a relucir nuestra parte de locura? El mundo sería mucho más fácil, haríamos lo que de verdad sentiésemos en vez de fingir, de ser robots todos iguales y pensando que lo que hacemos está bien porque todos los demás también lo hacen.
Pero, ¿y si todos diéramos a relucir nuestra parte de locura? El mundo sería mucho más fácil, haríamos lo que de verdad sentiésemos en vez de fingir, de ser robots todos iguales y pensando que lo que hacemos está bien porque todos los demás también lo hacen.
viernes, 17 de diciembre de 2010

-Lo siento, Julia -dijo.
jueves, 16 de diciembre de 2010
¿Felicidad absoluta? Dudo que exista. Algunas veces la confundimos, pensamos que somos felices y en realidad lo que pasa es que no estamos viendo lo que pasa a nuestro alrededor. Rodeados de personas que nos hieren aunque no nos demos cuenta. Después de un tiempo supuestamente 'felices' caemos en picado, volvemos a la realidad, bajamos del cielo para tocar con nuestros pies descalzos el frío suelo de la vida real. Cuando logramos levantarnos por la caída algo vuelve a engañarnos, volvemos a subir rápidamente pensando que esta vez será mejor que la anterior o, simplemente, olvidándonos de la anterior; porque las personas tenemos una virtud o un defecto, según se mire: podemos elegir los recuerdos que mantener y los que olvidar. En este caso recordar no es el camino fácil, pero no hay un camino fácil, estás preparado para afrontar lo que sea o vuelves a caer, y cada vez que caes te cuesta más y más levantarte.
Supongo que la decepción más grande es la que no te esperas. A veces sabes que algo está mal pero por miedo no haces nada, entonces te arrepientes, y las cosas no suceden como tú quieres, pero tú mismo lo has decidido así y ahora no lo puedes cambiar.
Y yo me pregunto; ¿de qué sirve esforzarse en hacer las cosas como piensas que están bien si luego nada ocurre como tú querías? Es mejor dejarse llevar, no pensar ni en el pasado ni en el futuro, sólo el presente. Pero todos sabemos que nunca hacemos eso, vivimos cargados de estrés y preocupaciones pudiendo vivir como los niños pequeños, que de lo único que se preocupan es de qué caramelo van a cojer o con quién van a jugar esta tarde. Esta vida está hecha para vivirla, no para destrozarnos por dentro.
Y yo me pregunto; ¿de qué sirve esforzarse en hacer las cosas como piensas que están bien si luego nada ocurre como tú querías? Es mejor dejarse llevar, no pensar ni en el pasado ni en el futuro, sólo el presente. Pero todos sabemos que nunca hacemos eso, vivimos cargados de estrés y preocupaciones pudiendo vivir como los niños pequeños, que de lo único que se preocupan es de qué caramelo van a cojer o con quién van a jugar esta tarde. Esta vida está hecha para vivirla, no para destrozarnos por dentro.
miércoles, 15 de diciembre de 2010
Incluso ahora empezaba a echarle de menos, sabía que este había sido el mejor regalo que mi padre jamás me hubiera podido hacer, pero él no lo sabía. Él tenía algo especial, algo irreal, algo mágico, algo salvaje. Su recuerdo quedó grabado en mi corazón junto con el collar. Y aunque nunca jamás volví a verle aún le quiero como el primer día.
Al entrar en el bosque volví a tener la misma sensación que cuando era pequeña. El olor a hierba mojada, la luz del sol que se colaba por enmedio de las hojas de los árboles. Miles de recuerdos se agolparon en mi cabeza haciéndome temblar y que se me humedecieran los ojos, pero seguí. Después de un rato caminando llegué a un lugar nuevo, un prado verde, lleno de flores blancas y rosas y mariposas revoloteando a mi alrededor. Era un lugar de ensueño, el lugar perfecto, se respiraba tranquilidad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)