jueves, 23 de diciembre de 2010

Supongo que nadie piensa igual que nadie. Nadie es igual que nadie, ¿no? Yo tengo mis dudas, si todo el mundo hace lo mismo, se viste igual, habla igual y tiene los mismos temas de conversación, ¿no será que son todos iguales?

Pero, ¿y los que no lo son?  Los que piensan diferente, hablan y actúan diferente. Ellos están obligados a ser otras personas, están obligados a decir que piensan de una manera cuando en realidad piensan de otra, ni más ni menos que por miedo. Por miedo a la decepción y a la soledad. Si algún día descubriéramos la realidad de las personas, puede que muchos cumplieran con el primer perfil, pero habría otros, no sé si muchos o pocos, que se habrían hecho pasar por otras personas por cobardía.

En algunos casos, se acaba descubriendo que no es así, que es diferente esa persona. Entonces todo vuelve al principio, tiene un ciclo de vida; pero, siempre se puede fingir, ¿no?

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