sábado, 18 de diciembre de 2010

Estaba deseando verle, tocarle, abrazarle y besarle. Llevábamos 5 meses sin vernos y no podía aguantar más. Iba en el avión impaciente, mordiéndome las uñas, mirando por la ventana, no sabía qué hacer. Imaginé una y otra vez nuestro reencuentro, todavía no tenía claro qué hacer cuando le viese; callarme, abrazarle o cojerle de la mano y echar a andar. Llegó el momento más deseado por mí, el avión aterrizó y tuvimos que salir de él. Llegué hasta donde estaban las maletas, las cojí y, un poco desilusionada, salí a la puerta principal. Iba a cojer un taxi cuando.. Ahí estaba, era él sin lugar a duda. Solté todo lo que tenía en las manos, corrí con los ojos húmedos hacia él y le abracé tan fuerte como nunca he abrazado a nadie, sentía  mariposas en el estómago y no sabía qué decir, pero él me quitó ese problema diciendo:
- Bienvenida de nuevo, Elena -y me besó con una pasión que no conocía en él.

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