
- Sabes que yo siempre voy a estar contigo, pase lo que pase, ¿no? No me olvidarás, a pesar de todo, voy a estar siempre en tu recuerdo ¿verdad? -me dijo con un aire algo misterioso.
- Por supuesto que sí, no hacía falta preguntar, ¿por qué lo dices?
- Por nada, ya lo averiguarás, tranquila.
Sí, lo averigué. El día en que murió descubrí un pequeño sobre de color rosa encima de un libro. Ponía mi nombre y lo abrí. Saqué de él una carta suya que ponía:
'Si estás leyendo esto es porque ya has descubierto por qué te dije aquello en el lago... No quiero que estés triste, ni que te lamentes por mi muerte, esto no ha acabado, yo estoy aquí. Si quieres verme sólo has de volar.'
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